Señales, Sincronicidades y Testimonios

En los momentos de mayor duda, cuando la mente cuestionaba el camino y el corazón parecía vacilar, algo siempre ocurría. Una frase en un libro abierto al azar, una mirada cómplice, un número repetido, una melodía en el momento justo. Eran guiños. Señales que rompían el velo de la aparente casualidad.

Con el tiempo, dejé de llamarlas coincidencias. Eran sincronicidades. Resonancias entre mi vibración interna y el lenguaje simbólico del universo. Aprendí a reconocerlas no como pruebas externas, sino como reflejos de una alineación profunda con la Fuente.

Los testimonios comenzaron a llegar también. Personas que escuchaban mi música y decían haber sentido algo inexplicable. Sanaciones internas, recuerdos olvidados, lágrimas sin causa. Yo solo era el canal, pero esos mensajes confirmaban que la vibración llegaba donde debía llegar.

Estas señales no eran promesas de éxito, sino susurros de verdad. No marcaban destinos, sino presencias. Y entender esto cambió mi forma de vivir. Dejé de buscar respuestas y comencé a escuchar. Dejé de pedir certezas y aprendí a seguir el hilo invisible que une todo con todo.

Las sincronicidades siguen ahí. Como ecos de una danza mayor. Y los testimonios, como espejos que me recuerdan que este viaje no es solo mío. Es de todos los que vibran con la llamada. De todos los que están despertando al mismo tiempo, aunque aún no se hayan visto.

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